Al calor de las contradicciones sobre el oficio de comunicar hemos tomado la decisión de exponer, a través de piezas gráficas y textos, los ejes que vienen siendo foco de tensión en épocas de crisis sistémica.
Queremos discutir la información que estamos consumiendo día tras día y desde qué plan lo hacemos. Como comunicadorxs y hacedores de esta labor somos responsables del conocimiento de la realidad que nos contiene. Precisamos reconocer y estudiar estos procesos que nos agobian como cuerpo social y desentrañar sus raíces estructurales. Apostamos a leer los actores en disputa y los enfrentamientos cotidianos como parte del análisis general de este mundo para construir otras condiciones.
Segundo eje
EL VALOR DEL TRABAJO: LO ESENCIAL
El estado de aislamiento social implicó la materialización de las transformaciones que se venían dando en el polo del trabajo. Desde el uniforme (por el uso del barbijo) hasta la superproducción de contenidos de todo tipo, debido al teletrabajo. Día a día, los medios de comunicación tradicionales y hegemónicos recrudecieron la lógica amarillista con la que mostraron la pandemia. Dieron rienda suelta a un pánico social ya sembrado, suministrando el minuto a minuto de la enfermedad global.
Este contexto vuelve a poner sobre la mesa una discusión: ¿cuáles son los recursos necesarios para sobrevivir? En Argentina tuvimos que esperar al decreto 690/2020 para que las telecomunicaciones fueran declaradas servicio público esencial y estratégico. Esto se logró a partir de las luchas de organizaciones de trabajadores que precisan la conectividad para su labor y la reclaman como un derecho. Un ejemplo claro es la situación de lxs trabajadores de la educación, quienes pagan con sus salarios la conexión a internet y los dispositivos necesarios para preparar y dictar clases.
Mientras que las regulaciones y el congelamiento de las tarifas dictados por el gobierno duran poco, las inversiones en telecomunicaciones se concentran y privatizan cada día más. Las redes extraen de las comunidades su riqueza para centralizarla en sus nodos. Para algunxs se refuerza la flexibilización laboral, los salarios bajos, la extensión de la jornada y la responsabilidad de solventar los recursos para trabajar. Para otrxs, la convergencia económica genera ganancias desorbitantes provenientes de la telefonía móvil y fija, los servicios de cable, distribución y producción de contenido.
Polarización exponencial.
¿Qué nos dice esta situación del momento de crisis que estamos atravesando? ¿Dónde radica el valor de la actividad económica? ¿Cómo diferenciamos lo esencial de lo no esencial? ¿En su capacidad de extraer mayores márgenes de ganancias o en el bienestar que implica su desarrollo para una comunidad? Lo que hoy consideramos esencial está en disputa: ¿trabajo social o ganancia privada?
La crisis global parece decirnos que hay trabajos que sobran. Por un lado, millones de trabajadores somos descartadxs/descartables porque no tenemos cabida en el sistema. Así mismo, otros millones somos precarizadxs en empleos rentados pero forzadxs a sostener un papel de consumidores-ciudadanos, debiendo adquirir servicios para sostener las in-condiciones de trabajo. En el otro polo, e incluso viendo las luchas intestinas, lxs capitalistas se apropian del valor de nuestro trabajo.
Afirmamos que el trabajo humano encierra la capacidad creativa y creadora de todo ser social. En este sentido, todo empleo formal o informal es esencial porque crea valor. Pero es necesario preguntarnos para qué y con quiénes trabajamos para desarmar la lógica de este sistema productivo que nos otorga un lugar, una función, una razón de ser necesitadxs… o no.
Como comunicadoras, día a día nos ponemos la tarea al hombro para sortear esta situación de precariedad y construir un mensaje que colabore en la orientación de nuestra clase: la trabajadora. Buscamos generar una acción que no empieza ni termina en la lectura o consumo del contenido elaborado ni en el hecho mismo. Lo que nos interesa es profundizar en un modo de leer y percibir la realidad.
Hoy el trabajo revolucionario es necesario para construir otras condiciones de humanidad. Allí radica su valor y la orientación que queremos tomar.